No sé
si es el calor infame de este fin interminable del verano brasileño, pero están
pasando cosas que no entiendo. Y, por no entenderlas, tal vez valga la pena
registrarlas en la lengua de mis ancestrales, para que las apreciaciones salgan
más auténticas . Además de que la lengua de Cervantes es el mejor vehículo
para blogar, en el sentido estricto
de la palabra, o sea, vomitar o echar fuera todo lo que queremos poner en la
red. Los “malandrines y follones” (como diría don Quijote de los corruptos
funcionarios del reino presidido por los Austrias) para mí son los petrallas de todos los tamaños que se
han adueñado del Brasil, y que hacen
cosas que francamente ni Mandrake entiende.
Primero una aclaración lingüística: los petrallas (neologismo que junta petistas
y hermanos metralla) son aquello que en Colombia llamamos los mamertos, o sea
los comunistas escondidos atrás de siglas las más variadas. Pero al fin y al
cabo, comunistas. Estalinistas, trotskistas, maoístas, castristas. Seres jartos por naturaleza, que son capaces
de hacer que toda una comunidad pierda la libido. Entidades jartísimas y corruptas. Funcionarios
corruptos y, además, mentirosos “desde el comienzo”, como decía Jesucristo de
Satanás. Toda esa fauna de la izquierda radical que aún piensa en hacer la
revolución proletaria por estas tierras y que, desde la fundación del Foro de
São Paulo por Fidel Castro y Lula, en la década de los noventa, pretenden darle
una sobrevivencia ficticia al cadáver insepulto del comunismo, que fue
derribado en el resto del mundo, menos
en la América Latina. “Cuando las ideologías están bien viejitas, vienen a
vivir en Brasil”, dijo en cierta oportunidad el gran humorista brasileño Millôr
Fernandes. Y de los petrallas se puede decir que encarnan la peor manifestación
de la ideología marxista-leninista.
El año que pasó y que realmente muere con este fin de
carnaval nos dejó una lección: los petrallas han instaurado la nueva versión de
derechos humanos que pretenden venderle al electorado y al público en general:
sólo valen los derechos humanos de los amigos o los de sus protegidos. Los de
los otros ni siquiera se mencionan. La ministra de los Derechos Humanos del
gobierno Dilma ha sido clara en eso. Sólo se pronuncia cuando los derechos
humanos en cuestión son los de los miembros de su partido, o aquellos de los
“descamisados” que los petrallas consideran representar. Pero imaginarse que
los militantes petistas son sensibles frente a los derechos humanos de todos
los brasileños es un “sueño de una noche de verano”, como diría Shakespeare.
Claro que en esa cortedad de visión tanto los petrallas brasileños como los
mamertos colombianos están de acuerdo. Los que defienden los intereses de las
FARC en las “conversaciones de paz” de La Habana sólo piensan en el bienestar
de la organización guerrillera y en la defensa de sus intereses estratégicos.
Que a Colombia se la lleve el diablo!
El PT ha puesto en funcionamiento, ya desde los dos
gobiernos de Lula, una estrategia para
dominar totalmente a la sociedad
brasileña. Lula y sus consejeros elaboraron un plan totalitario para robarles a
los ciudadanos de este país, de forma eficaz y casi automática, su privacidad,
poniéndolos en manos de un Estado policial. Tal proyecto fue denunciado con
claridad y coraje por el delegado Romeu Tuma Junior en su libro, lanzado a
fines del año pasado en Rio e intitulado: Assassinato de reputações - Um crime de
Estado (Rio de Janeiro: Topbooks, 2013, 557 páginas).
El proyecto no es nuevo en el universo más amplio del
comunismo populista latinoamericano y ya funciona maravillosamente bien en la
Venezuela chavista. Es bueno recordar que el Ministerio de ese país que trata
de la identidad de los ciudadanos y que
guarda todas las informaciones relativas a lo que poseen y a lo que desean,
funciona desde hace varios años en la Habana y no en Caracas. Los periodistas
internacionales informan que en el país suramericano gobernado por Maduro hay
cerca de 40 mil funcionarios cubanos haciendo el puente entre la sociedad
venezolana y la burocracia totalitaria de Habana. Ese es uno de los motivos de
las manifestaciones de protesta de los jóvenes venezolanos en las calles de las
principales ciudades.
Pues bien: Romeu Tuma Junior afirma que en el Brasil
Lula puso en funcionamiento un esquema parecido, haciendo de la Policía Federal
el principal instrumento para la consolidación de esa entidad que se apropia de
todas las informaciones de los ciudadanos y le da al Estado la posibilidad de
instaurar contra cualquier persona procesos falsos, con miras a desmontar la
oposición y a destruir los lazos de solidaridad entre las personas. Proyecto
totalitario que ya Orwell imaginaba en su novela 1984 como siendo puesto
en marcha por el Ministerio de la Verdad. El principal instrumento
institucional es la Policía Federal convertida en policía del PT, además de
otras instituciones que le estarían subordinadas como la Receita Federal.
El proyecto totalitario del PT contempla la creación
de la identidad única en que aparezcan en un chip controlado por la Policía
Federal todas las informaciones de cualquier ciudadano: identidad, número de
identificación tributaria con acceso a todos los datos financieros de la
persona física o jurídica, título de elector, número de la seguridad social,
etc. Es el chip de los sueños de los totalitarios. No ha sido llevado a cabo
por limitaciones presupuestales y porque el PT encuentra en el seno del Congreso
aún quién se oponga a esa monstruosidad. Se suma a esto el control de la
internet y de las comunicaciones, inclusive de los organismos de prensa.
Para Tuma Junior, Lula y los petistas encontraron una
fuente de inspiración: el mecanismo
montado por el régimen militar para controlar movimientos sociales, del cual
Lula participó en calidad de informante del régimen en los años 70 (con el alias
de “Barba”). Claro que el mecanismo de información montado por el general Golbery do Couto e Silva, como el propio Tuma Junior afirma, tenía apenas un carácter de juntar informaciones de seguridad para el Estado. No constituía, de forma alguna, mecanismo totalitario para, a partir de las informaciones recogidas, montar falsos dossiés o entablar procesos judiciales fraudulentos (cosas que, por el contrario, los petistas han puesto en práctica sin ningún remordimiento. Una de las víctimas de esos procesos falsos ha sido el propio delegado Tuma Júnior, quien fuera Secretario Nacional de Seguridad Pública del gobierno Lula, pero que se indispuso con él al criticar la politización de la Policía Federal y la creación de los mecanismos fantasmas que han sido referidos).
En segundo término, yo considero que otra fuente de ese modelo totalitario es el control total de las informaciones sobre los ciudadanos que ha sido montado en Habana, por el régimen chavista y con la colaboración de los hermanos Castro, y que los asesores de Lula conocen muy bien.
En segundo término, yo considero que otra fuente de ese modelo totalitario es el control total de las informaciones sobre los ciudadanos que ha sido montado en Habana, por el régimen chavista y con la colaboración de los hermanos Castro, y que los asesores de Lula conocen muy bien.
Entre éstos cabe mencionar a dos: los ex guerrilleros
José Dirceu (que está preso en Brasilia con regalías semejantes a las que don
Pablito Escobar tenía en su prisión de “La Catedral”, en las afueras de
Medellín) y Franklin Martins (que actúa como consejero de prensa de Dilma
Roussef).
Veremos en qué para todo esto en un país en que la
gran prensa ha sido mexicanizada por el gobierno populista y corrupto de los
petrallas y en que la oposición es tímida y no tiene agallas para decir todo lo
que podría ser denunciado en la campaña presidencial que ya ha comenzado. Sólo
restan las protestas de los jóvenes que salieron a las calles en Junio del año
pasado y que pueden volver a ocuparlas con motivo de la Copa Mundo de Fútbol. Las redes sociales dan testimonio, actualmente, de la indignación de las nuevas generaciones con las prácticas corruptas y cínicas de los gobernantes.
Nenhum comentário:
Postar um comentário