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Universidad de Medellín - Vista parcial del bello campus |
Entre Marzo de 1975
y Diciembre de 1978 desempeñé, en la Universidad de Medellín, el cargo de
Director del Centro de Postgrado e Investigaciones “Luis López de Mesa”.
Acababa de regresar del Brasil, en donde había cursado, en la Pontificia
Universidad Católica de Rio de Janeiro, la maestría en filosofía. A pesar de
que, al regresar al país, aún estaba vinculado formalmente a la Universidad
Externado de Colombia, en Bogotá, no reanudé mis labores docentes en esta
Universidad. Como había recibido beca de la Organización de los Estados
Americanos para cursar la maestría en Brasil, debería volver a la Universidad
Externado de Colombia.
Con todo, el
rector, Fernando Hinestrosa Forero, no cumplió con el compromiso firmado con la
OEA, de recibirme de nuevo en el claustro en el que laboré entre 1971 y 1972. Las
razones del Dr. Hinestrosa Forero para haberme dejado por fuera de la
institución eran claras: yo era un profesor de izquierda, vinculado a
movimientos radicales, cosa que era inaceptable para un conservador positivista
como Hinestrosa Forero. La Facultad de Servicio Social del Externado, dirigida
por la profesora holandesa Maria Peters, mi amiga, era un centro de pensamiento
izquierdista y el rector Hinestrosa estaba dispuesto a acabar con ese foco de
agitación. Lástima que no tuve tiempo para explicarle al Dr. Hinestrosa que
había cambiado de posición política durante mi tiempo de estudios para la
maestría en Rio. Mi orientador, Antônio Paim (gran amigo desde entonces), me
obligó a leer los clásicos liberales, como condición para la elaboración de la
disertación de maestría, que defendí a fines de 1974 con el siguiente título: A filosofía política de inspiração
positivista. Se trataba de un estudio del positivismo en Rio Grande do Sul,
hoy en la tercera edición, habiéndose convertido en un clásico de los estudios
de historia de las ideas políticas en Brasil.
Mi análisis estaba acompañado por una crítica desde el punto de vista liberal a
los positivistas. Las lecturas de Locke, Kant, Montesquieu, Adam Smith,
Tocqueville, mudaron definitivamente mi cabeza. Me torné liberal por opción.
Era esto lo que le diría al Dr. Hinestrosa, en el caso de que hubiera sido
posible hablar con él. Con todo, no conseguí la entrevista con el rector…
Volví, por lo tanto,
a Medellín, a la casa de mis padres. Poco después de instalarme allí, recibí
del Dr. Orión Alvarez Atehortúa (a quien había conocido antes de viajar al
Brasil), la invitación para vincularme a la Universidad de Medellín, de la cual
era rector. Orión había trabajado con el Banco Mundial en Chile (durante el
gobierno socialista de Salvador Allende) y en el Paraguay (durante la
administración Stroessner). En Rio de Janeiro, él había sido docente de la
prestigiosa Escuela Interamericana de Administración Pública, dirigida por
Athyr Guimarães. El doctor Alvarez había dejado en Rio la imagen de un
investigador muy serio y sus orientaciones fueron de gran valor para la
realización de mis estudios de maestría (entre 1973 y 1974).
Durante los cuatro
años que pasé en la Universidad de Medellín (Marzo de 1975 a Diciembre de 1978)
realicé, en el Centro de Postgrado e Investigaciones, un trabajo bastante
intenso. Se trataba de sentar las bases para el ulterior desarrollo de los
postgrados y la investigación en la citada Universidad. Había sucedido, en la
dirección del Centro “Luis López de Mesa”, al amigo Diego Salazar (hoy
vinculado a la Universidad de Oklahoma, en los Estados Unidos), quien enfocó
las actividades del postgrado en el área de la administración financiera y la
estadística.
Sin abandonar estas
áreas, yo debería ampliar el radio de acción del Postgrado para otras áreas vinculadas
a la administración empresarial, según las orientaciones recibidas del rector. El modelo implantado por el Dr. Alvarez en la
Universidad era el de la gestión por objetivos y con total libertad para los
ejecutivos que estaban al frente de las unidades académicas. Definido el
objetivo a ser alcanzado, había muy amplio terreno para realizarlo. Solamente
era cobrado por el rector que los medios no se sobrepusieran a los fines,
generando gastos innecesarios. Así, durante mi permanencia en la Universidad de
Medellín, pude llevar a cabo los proyectos que propuse y que, con escasas
modificaciones, fueron aprobados por la Rectoría y refrendados por el Consejo
Directivo.
Escogí como área
prioritaria para adelantar las actividades del postgrado la administración
urbana y regional. Tomé esa decisión después de observar que faltaba esta área
de estudios en las Universidades de la región y a partir de discusiones de la
idea con el Rector y los decanos de las varias Facultades. Él había trabajado
para el Banco Mundial justamente en proyectos en ese terreno. Y en ese mismo campo
se había desempeñado en Medellín, anteriormente, organizando la Secretaría de
Planeación del Departamento de Antioquia.
Como objetivo
secundario de mi gestión adopté la meta de atender a la demanda de formación de
postgrado de corta duración, en cursos y seminarios ofrecidos por el Centro de
Postgrado. Esta meta ayudaría a la Universidad de Medellín a conocer mejor las
necesidades regionales en cuanto a la formación de recursos humanos se refiere,
a fin de, en otra etapa, partir para el diseño de programas de postgrado que
respondieran a las necesidades sentidas.
A fin de canalizar
los estudios y las actividades en la organización de un Programa de Postgrado
de Desarrollo Urbano y Regional, fue creado, en Mayo de 1976, el Centro de
Estudios Urbano-Regionales, CEUR. Conté, para esta iniciativa, con el auxilio
de dos excelentes especialistas: el ingeniero de tránsito y transportes Rodrigo
Salazar Pineda, mi amigo (quien quedó al frente del CEUR), asesorado por la
arquitecta y urbanista Sonia Gutiérrez Castro. Fueron realizadas por este
Centro investigaciones en el terreno de la demanda de transporte público de
masa en la región del Valle de Aburrá. Esas investigaciones iniciales
condujeron a la idea de realizar un encuentro internacional de transporte de
masa, que sería efectuado en 1979, como de hecho ocurrió, bajo los auspicios de
la Universidad de Medellín y el Centro de Desarrollo Andino (CINDA), al cual
estaba afiliada la Universidad de Medellín. El evento fue coordenado con pleno
éxito por Rodrigo Salazar, en abril de 1979.
A partir de las
actividades del CEUR se reforzó la idea, en el contexto del Plan Metropolitano
de Medellín, de la construcción del Metro. Entre 1976 y 1978 fueron invitados
por el Centro de Postgrado a dar conferencias en el área de transporte masivo
urbano, algunos especialistas brasileños que habían colaborado en la
construcción del Metro en las ciudades de São Paulo y Rio de Janeiro. Por otra
parte, se hicieron convenios para intercambio de información y de experiencias
con la Universidad de Los Andes, en Bogotá, con el Centro Interuniversitario de
Desarrollo Andino (CINDA), con sede en Santiago de Chile, con el Centro de
Pesquisas Rodoviarias de Rio de Janeiro, con la Escuela Interamericana de
Administración Pública, en Rio de Janeiro, con la Coordinación de los Programas
de Postgrado en Ingeniería de la Universidad Federal de Rio (COPPE), con el
Instituto de Pesquisa Económica Aplicada del Ministerio de Planeación, en Rio
de Janeiro (IPEA), con la oficina de la Organización de los Estados Americanos
en Colombia, con el Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá y con el programa
de Administración Regional de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, en
Porto Alegre.
El trabajo que
ahora es divulgado en este ensayo fue presentado por mí en el encuentro sobre
“Universidad y Desarrollo Regional”, realizado por el Centro Interuniversitario
de Desarrollo Andino (CINDA) en Santiago de Chile, en Agosto de 1978. En él se
exponen otras realizaciones llevadas a cabo por el Centro de Postgrado y por el
CEUR.
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Vista nocturna del centro de Medellín |
INTRODUCCIÓN
El Seminario que CINDA ha promovido sobre el tema
“Universidad y Desarrollo Regional” responde ampliamente a las expectativas y a
importantes realizaciones de la Universidad de Medellín, así como de otras
Universidades que tienen sede en esta región, entre las cuales se destaca otro
centro de estudios superiores vinculado a CINDA, la Universidad EAFIT.
Hemos procurado ceñirnos lo más posible en este
trabajo al esquema sugerido por CINDA. Empero, tratándose de una presentación que
debería atender dos aspectos como son la situación de las Universidades de la
región de Medellín en relación con el desarrollo regional y la experiencia de
la Universidad de Medellín al respecto, nos vimos obligados a orientar nuestra
exposición abarcando los campos mencionados. Así, en la primera parte, que
hemos titulado “Antecedentes”, esbozamos rápidamente la situación del sistema
universitario de la región de Medellín. Por limitaciones en la extensión del
trabajo, no tratamos en esta parte elementos conceptuales relacionados con el
tema “la importancia de las Universidades como elemento movilizador de
recursos”, cosa que se nos había sugerido; esperamos que en base al abundante
material que CINDA tiene al respecto, el Seminario pueda contar con alguna
ampliación sobre el particular.
En la segunda parte, que titulamos: “Relación de la
Universidad de Medellín con el sistema de desarrollo regional” exponemos la
experiencia de dicha institución en ese campo, particularizando las
realizaciones adelantadas a partir de 1973 en el Centro de Estudios de
Postgrado e Investigaciones “Luis López de Mesa”, a cuyo frente hemos estado
desde comienzos de 1975.
En la tercera parte titulada: “Organización
universitaria y Desarrollo Regional”, volvemos a la perspectiva global de las
Universidades de la región, señalando algunas variables que integran una visión
prospectiva de las relaciones Universidad – Desarrollo Regional. Aunque nuestra
conclusión sea un tanto pesimista acerca de la existencia de planes de
desarrollo para la región de Medellín, la tónica de nuestro trabajo es
positiva, por cuanto en él destacamos los innumerables valores – en recursos
humanos principalmente – que posee nuestra región, en una perspectiva de
contribución al desarrollo de la misma.
Queremos expresar nuestros agradecimientos y los de la
Universidad de Medellín a CINDA y a las entidades patrocinadoras por la
realización de este importante evento, que sin lugar a dudas es de mucha
utilidad para las Universidades que participan en él.
Ricardo Vélez
Rodríguez
Director del Centro de Estudios de Postgrado e
Investigaciones “Luis López de Mesa” de la Universidad de Medellín.
1 – ANTECEDENTES
1.1
– El Sistema de
desarrollo regional y el sistema universitario de Medellín. Características de
la Universidad de Medellín.
Dos consideraciones preliminares acerca de este
particular deberían ser hechas: en primer lugar, con referencia al sistema de
desarrollo regional en sí. En segundo término, en relación con el nexo entre
sistema universitario de Medellín y sistema de desarrollo regional.
Centrando la atención en la primera consideración,
podemos hablar de una insuficiente estructuración de un sistema de desarrollo
regional para Medellín, del cual deberían provenir claras políticas encaminadas
a dinamizar las fuerzas económicas, sociales, políticas y culturales hacia un
adecuado desarrollo regional.
Orión Alvarez Atehortúa,
ex-director departamental de Planeación y ex-rector de la Universidad de
Medellín, destacaba la insuficiente estructuración del mencionado sistema. El
politólogo Fernando Cepeda Ulloa (quien fue vice-rector de la Universidad de
los Andes y Ministro de Gobierno) destacaba, por su parte, en fundamentado
estudio, el desconocimiento que hay, por parte de los colombianos, en lo que
respecta a las investigaciones para calibrar el poder que han tenido las
Agencias Internacionales frente a las Agencias del Estado colombiano, en las
cuestiones que atañen al desarrollo del país. Este desconocimiento es, a
nuestro modo de ver, indicio de un gran vacío en cuanto a una planeación que
debería señalar previamente la cabida que se les darían a las mencionadas
Agencias Internacionales en cuestiones de tanta monta.
A propósito, escribía el mencionado autor: “No sé de
estudios que muestren (…) el impacto que la preparación de estudios de base, y
luego de prefactibilidad y factibilidad por misiones extranjeras con muy poca o
ninguna participación nacional, ha incidido en la formación de equipos humanos
en nuestro medio y en la formación de una tradición investigativa sobre nuestra
realidad nacional; cuál ha sido la repercusión que el comportamiento de estas
agencias ha tenido en lo que ha sido – y mucho más crítico aún – lo que va a
ser el proceso de generación de ideas, de escogencia de opciones, de
formulación de políticas, y de adopción de las mismas; en qué medida el
desarrollo institucional colombiano, ministerios, institutos descentralizados,
departamentos administrativos, fondos especializados, ha sido inducido – cuando
no directamente influido – por razón de las necesidades de administración de
los préstamos y en qué forma ese desarrollo institucional ha afectado tanto
nuestro proceso de decisiones como el papel que constitucionalmente le
corresponde a determinadas agencias dentro del Estado colombiano. ¿Ha sido
afectado el papel del Congreso en lo que se refiere a su facultad de ordenar el
gasto público? ¿En lo que tiene que ver con el proceso de fiscalización? ¿En lo
que toca a su papel de colegislador y crítico de las políticas gubernamentales?
¿Quién, por ejemplo, ha ejercido una función contralora más eficaz, más
permanente, más ilustrada en cuanto a las inversiones públicas en el sector
eléctrico, en el sector de transporte? ¿El Congreso de Colombia, las Asambleas
Departamentales, los Concejos Municipales
o el Banco Mundial, el Banco Interamericano, el Fondo Monetario
Internacional o la AID? ¿Quién ha leído y quién ha hecho observaciones más
cuidadosas a los planes de desarrollo? ¿Estas Agencias o el Congreso colombiano
o nuestros partidos políticos o, si se quiere, los grupos de presión locales o
la opinión pública de las Universidades? ¿Quién ha sido responsable por la
continuidad de algunas políticas, por ejemplo en el sector de exportaciones, en
la política monetaria, en la política de fijar las tarifas de los servicios
públicos, en la política de desarrollo eléctrico, etc.? ¿Las agencias
internacionales o las agencias locales? Toda una serie interminable de
preguntas similares a éstas podrían plantearse sin que pudiera, para
responderlas, tener una base de apoyo en alguna investigación buena o mala que
arroje luz sobre estos interrogantes. Es posible que para muchos de Ustedes no
sea necesario ni siquiera interrogarse sobre estos asuntos, porque tienen ya
suficiente claridad y si no saben las preguntas, sí, y con toda seguridad,
creen que saben las respuestas”.
Se conoce como “Valle de Aburrá” el área metropolitana
de Medellín integrada por este municipio como epicentro, además de los de
Bello, Itagüí, Caldas, La Estrella, Copacabana, Barbosa, Girardota y Sabaneta. A
pesar de que en la reforma constitucional de 1968 se estableció la posibilidad
de creación de áreas metropolitanas en Colombia, hasta el presente (1978) no se
ha estructurado ninguna, debido a dos razones fundamentales: la innecesaria
complicación administrativa y política que conlleva su creación y la
inoperancia de las mismas, dada la ausencia de poder político que las afecta,
de acuerdo con la citada reforma.
Al respecto, escribía Orión Alvarez: “Lo peor de la
reforma constitucional es que si los trámites culminaran con éxito, la creación
del área metropolitana resultaría intransitiva, porque no se estableció como
unidad de gobierno, o sea, de la misma naturaleza política y administrativa que
la Nación, los Departamentos, los Municipios, las Intendencias, las Comisarías
y el Distrito Especial de Bogotá. Al no ser el área metropolitana una unidad de
gobierno carece como es obvio de poder gubernamental y también de financiación.
Estas carencias institucionales de poder y de dinero, hacen de las áreas
metropolitanas simples formas constitucionales, y nada más”.
De lo anterior el autor deducía la imposibilidad de la
existencia de un plan metropolitano en el sentido estricto del término, que
supone una decisión política acerca de cómo se debe decidir, en el futuro, en relación con el logro de unos determinados
propósitos. En Colombia no existe una autoridad metropolitana que esté
debidamente facultada para la aprobación de tal plan. “En definitiva – concluía
Orión Alvarez – no hay ni gobierno, ni dinero en las áreas metropolitanas, ni
puede haberlos mientras subsista la reforma constitucional del 1968 en esta
materia. La celeridad con que se tramitó dicha reforma y el escaso conocimiento
que sobre áreas metropolitanas se tenía en el país, explican quizás los errores
que venimos criticando”.
Es lógico que a nivel del Valle de Aburrá existen
institutos descentralizados o entidades de apoyo de los Departamentos municipal
y departamental de planeación, como es el caso del Instituto para el Desarrollo
de Antioquia (IDEA), el Plan Metropolitano o los Municipios Asociados del Valle
de Aburrá (MASA), que de alguna manera contribuyen a racionalizar determinados
aspectos del desarrollo de la región. Pero falta la institución de la cual
emane una política global de desarrollo regional, que tenga la fuerza política
y económica suficiente para comprometer las fuerzas vivas de la región en la
elaboración y ejecución de un plan metropolitano de desarrollo.
Con lo expuesto anteriormente, podemos pasar a
analizar la segunda consideración que enunciábamos al comienzo, o sea, la
relacionada con el nexo entre sistema universitario de Medellín y sistema de
desarrollo regional.
Dos serían las alternativas para el logro de este
nexo: o la existencia de una institución de la cual emanaran las políticas de
desarrollo regional y que comprometiera las fuerzas vivas de la región en este
propósito, incluyendo entre éstas a las Universidades locales, o la presencia
de una entidad que coordinara la labor de la Universidades, a fin de ponerla en
relación con las instituciones existentes vinculadas al desarrollo del Valle de
Aburrá.
La primera alternativa ha quedado descartada con el
análisis hecho anteriormente. En cuanto a la segunda, aunque hubo un intento de
creación de una corporación interuniversitaria que permitiera el trabajo
conjunto entre las Universidades de la región, dicha iniciativa fracasó al cabo
del primer año, debido a la asfixia económica determinada en gran parte por la
ausencia de interés de parte del Gobierno Nacional, así como de los Gobiernos
Departamental y Municipal, para apoyarla.
De esta forma, las Universidades que funcionan en el área metropolitana de
Medellín trabajan descoordinadamente, sin que el Instituto Colombiano para el
Fomento de la Educación Superior (ICFES), que es la entidad del Ministerio de
Educación Nacional encargada de fijar las políticas de desarrollo universitario
para el País, haya podido coordinar una acción conjunta interuniversitaria, o
al menos fijar planes a escala regional. El centralismo y la burocratización
crecientes del mencionado Instituto lo han casi que confinado a ser simplemente
un organismo que aprueba o no programas académicos, sin que sus políticas sean
debidamente conocidas por parte de las Universidades de la región.
Esto sucede a pesar de que existe interés de parte de no pocos funcionarios del
ICFES por prestar servicios a las diferentes regiones del país.
La Universidad de Medellín, que es una fundación
particular sin ánimo de lucro, creada en 1950, distribuye sus 4.758 estudiantes
en las siguientes Facultades: Derecho, Economía Industrial, Ciencias
Administrativas, Educación, Estadística, Contaduría Pública e Ingeniería Civil.
Cuenta, además, con dos unidades de postgrado: el Centro de Estudios de
Postgrado e Investigaciones “Luis López de Mesa” y el Instituto de Derecho
Penal y Criminología.
1.2
– La
descoordinación en el sistema universitario de Medellín.
La falta de una entidad que coordine el trabajo de las
diferentes Universidades a nivel regional se hace evidente, si consideramos la
carencia de estudios de factibilidad, desde el punto de vista de las
necesidades regionales, para las varias especialidades que se ofrecen. Hay
carreras que tradicionalmente son muy procuradas por el simple prestigio del
que siempre han gozado (como es el caso del Derecho, por ejemplo), o que en las
últimas décadas han tenido bastante incremento (Economía y Administración de
Negocios), debido a una fuerte demanda de profesionales hace varios años. Con
todo, la carencia de estudios actualizados acerca del mercado profesional, en
relación con el estado de la economía colombiana y con los planes nacionales de
desarrollo, ha conducido a un callejón sin salida al futuro profesional.
Actualmente son raros los campos en los que no hay
desempleo profesional. Profesiones que hasta hace unos 5 o 6 años tenían un
promisorio mercado de trabajo, como era la Ingeniería Civil, ven a sus
profesionales abocados, al egresar de la Universidad, a subemplearse o a
procurar frentes de trabajo diferentes de su especialidad.
Es claro que la problemática del desempleo profesional
no se circunscribe únicamente a la región del Valle de Aburrá, sino que es un
fenómeno de proporciones nacionales, debido en gran parte a que el crecimiento
de la industria no ha acompañado durante los últimos 8 años al crecimiento del
sistema de la educación superior. Son muy dicientes, en ese sentido, las
reiteradas críticas que la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) ha
formulado al Gobierno en los últimos tres años por privilegiar el crecimiento
de los grupos financieros sin dar semejantes garantías al sector industrial,
que se ha visto afectado en su normal desarrollo.
Si la coordinación entre las Universidades existentes
en el Valle de Aburrá es inexistente, también lo es entre las Universidades y los demás centros
de formación profesional que funcionan en la región, como son los Institutos
Tecnológicos,
el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), los programas de reciclaje
profesional de algunos Institutos Descentralizados, la Escuela Superior de
Administración Pública (ESAP), los programas de actualización profesional
ofrecidos por los departamentos de capacitación de las empresas y las
asociaciones profesionales, el Instituto Colombiano de Administración
(INCOLDA), etc.
Esta descoordinación ha llevado a la saturación del mercado de cursos de
reciclaje profesional en áreas como la administración financiera, la gestión de
personal, etc., fenómeno que ha traído serios problemas financieros a muchas de
estas instituciones.
Al problema de la falta de coordinación entre las
Universidades de la región y entre éstas y los demás centros de formación
profesional, se suma la difícil situación financiera del sistema universitario,
agravada en los últimos 4 años por la carencia de una clara política nacional
al respecto. En líneas generales, en ese período han sucedido varios fenómenos
contradictorios: corte de los auxilios nacionales para las Universidades
privadas; congelación de las matrículas en éstas; entrega de cargos administrativos
y docentes a personas no idóneas en las Universidades públicas, cediendo a
presiones políticas de grupos de activistas. Estos fenómenos han producido las
siguientes consecuencias: crisis financiera en las Universidades privadas, que
se han visto obligadas a elevar el costo de las matrículas, acudiendo a medidas
que entran en pugna con la congelación oficial y que encarecen la educación
superior para el estudiante; bajo rendimiento académico de las Universidades
públicas, que permanecen buena parte del año cerradas por obra de los
agitadores políticos, hecho que desestimula a los estudiantes esforzados,
obligándolos a buscar la Universidad privada, o a abandonar los estudios
universitarios por imposibilidad de financiamiento de la matrícula.
2
– RELACIÓN DE LA
UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN CON EL SISTEMA DE DESARROLLO REGIONAL.
2.1
– La participación
institucional de la Universidad de Medellín en las labores de las entidades
regionales de desarrollo.
Como lo destacábamos en el anteriormente, no existe
propiamente constituida el área metropolitana de Medellín, como tampoco se da
la existencia de una autoridad metropolitana que tenga el poder para la
elaboración y la puesta en marcha de un plan metropolitano en sentido estricto.
De esta manera, no podemos hablar de una corporación regional de desarrollo. En
el Valle de Aburrá se da, más bien, la presencia de institutos descentralizados
o entidades de apoyo de los entes municipal y departamental de planeación, que
coexisten con las unidades políticas tradicionales: el municipio y el
departamento, unidades que funcionan en Colombia más con un criterio puramente
político que técnico.
Debido a lo que acabamos de anotar, cabe preguntarnos
más bien por la participación institucional de la Universidad de Medellín en
las labores de las entidades que apoyan a los Departamentos municipal y
departamental de planeación y a los gobiernos departamental y municipal en la
realización de planes de desarrollo. Ya enumerábamos atrás algunas de esas
entidades: el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA), el Plan
Metropolitano, Municipios Asociados del Valle de Aburrá (MASA). Recientemente
fue constituida la Empresa de Desarrollo Urbano, pero sus labores apenas están
iniciando.
Respondiendo a la pregunta formulada en el párrafo anterior,
debemos decir que no hay una participación institucional y formal de la
Universidad de Medellín en las labores de las entidades regionales de
desarrollo. A pesar de que hay muchos profesionales ex alumnos de la
Universidad vinculados a los gobiernos departamental y municipal, aún no se ha
llegado a la creación de vínculos institucionales entre la Universidad de
Medellín y las entidades mencionadas anteriormente. Como veremos más adelante,
la colaboración de la Universidad con estas entidades se da de manera no formal
a través de los cursos de reciclaje profesional y de eventuales servicios de
asesoría prestados por determinada unidad académica de la Universidad. Esto no
significa que haya falta de interés de las entidades regionales de desarrollo hacia
la Universidad y viceversa. El interés mutuo se manifiesta en la buena
aceptación que hay por parte de esas entidades, en relación con los programas
que se les ofrecen. Asimismo, la Universidad trata de responder a necesidades
sentidas en el campo del desarrollo regional mediante programas especiales; en
este campo, el Centro de Estudios Urbano-Regionales y el Centro de Estudios de
Postgrado e Investigaciones “Luis López de Mesa” han cumplido una meritoria
labor, que tendremos oportunidad de analizar a continuación.
2.2
– Actividades de
formación y refuerzo de la capacidad de gestión: cursos regulares y cursos de
actualización.
A – En relación con los primeros, cabe anotar que
durante los últimos cuatro años ha habido una creciente preocupación de las
directivas y del profesorado de la Universidad, en pro de una planeación
académica que esté más de acuerdo con las necesidades del medio. Este esfuerzo
de planeación se ha manifestado en dos tipos de reformas que han contribuido a
la renovación académica de la Universidad: en primer lugar, modificación de los
pénsumes de algunas unidades académicas, a fin de ponerlos más a tono con las
necesidades profesionales del medio. Entre 1975 y 1977 sufrieron reformas
substanciales los currículos académicos de las Facultades de Ingeniería Civil,
Economía Industrial, Ciencias Administrativas y Derecho. Por su parte, la
Facultad de Ciencias de la Educación abrió, en 1977, dos nuevas áreas de
estudio, a fin de satisfacer la carencia de profesionales de ciencias básicas
en los colegios e institutos tecnológicos de Medellín. En segundo lugar, ha
habido reformas de la estructura académica de la Universidad, a nivel de los
Consejos de Facultad y del Consejo Directivo.
A raíz de la creciente agitación política
universitaria de la última década, la Universidad de Medellín sufrió, lo mismo
que otras Universidades colombianas y latinoamericanas,
la perturbación política originada en el hecho de que el criterio de selección
de los representantes estudiantiles y profesorales era, exclusivamente, el
grado de compromiso de los candidatos con la agitación política de grupos
identificados con la extrema izquierda. Este criterio llevó a crear en la
Universidad de Medellín, durante los años 1975 y 1976, serios impasses en el
funcionamiento de los Consejos Académicos de Facultades y en el Consejo
Directivo. Gracias a una enérgica intervención del Rector, Orión Alvarez,
apoyado por la Consiliatura (Consejo Superior de la Universidad de Medellín) y
de los Decanos, se consiguió despolitizar la representación ante los Consejos
Académicos y el Consejo Directivo. Es cierto que en este reajuste se sacrificó
la representación estudiantil, que hasta el presente no ha dado muestras de
madurez suficiente para asumir una tarea propiamente académica.
En la actualidad, los Consejos de Facultad han quedado
integrados por el Decano, los profesores coordinadores de área y los representantes
de los egresados. El Consejo Directivo es constituido por el Rector, los
Decanos, dos representantes de la Consiliatura y dos representantes de los
Profesores. La actual configuración de los Consejos Académicos y del Consejo
Directivo ha permitido trabajar en un ambiente libre de la agitación política.
A comienzos de 1978 fue promulgado el nuevo reglamento académico de la
Universidad, que racionaliza el desarrollo de los diferentes currículos.
Los logros a que hemos hecho alusión son importantes,
en la medida en que significan una base firme para futuros programas
proyectados sobre el desarrollo regional. Sin estabilidad política al interior
de la Universidad, es imposible conseguir un mínimo de rendimiento académico.
B – En lo referente a los cursos de actualización para
profesionales con título universitario, ellos se han venido programando a
través del Centro de Estudios de Postgrado e Investigaciones “Luis López de
Mesa” (que en lo sucesivo de esta exposición será denominado simplemente como Centro
de Postgrado). Se hace necesario un breve recuento de la estructura del Centro,
a fin de entender cabalmente sus funciones en el campo de los programas de
reciclaje profesional.
El Centro de Postgrado de la Universidad de Medellín
fue creado el 19 de Noviembre de 1971. Según se desprende de la “Exposición de
la Universidad de Medellín ante el Comité de Estudios de Postgrado”,
los objetivos del Centro son los siguientes: dar un impulso vigoroso a la
investigación, en las diferentes áreas, tanto humanísticas como técnicas y
mantener un acervo de material didáctico de la más alta calidad, a fin de
lograr una integración de la Universidad con la comunidad nacional, partiendo
del análisis de nuestras circunstancias particulares; elaborar programas a
nivel de postgrado orientados netamente a la problemática colombiana,
utilizando las técnicas modernas más adecuadas a nuestro medio; asimilar nuevas
técnicas; preparar personal colombiano altamente tecnificado, que se desempeñe
a la altura de las condiciones de nuestro país; contribuír decididamente a la
no fuga de cerebros; realizar inventarios de los recursos humanos y físicos con
que cuenta el País; enfatizarles a los dirigentes la alta responsabilidad que
tienen de comprender y llevar a la práctica las aspiraciones y los ideales de
la comunidad.
De tan amplia gama de objetivos, el Centro de
Postgrado ha hecho más énfasis en el cumplimiento del que se relaciona con la
programación de cursos de postgrado orientados netamente a la problemática
colombiana. En la realización de este objetivo, el Centro ha procedido
gradualmente,
ofreciendo primero cursos de reciclaje profesional en diferentes áreas, a fin
de sondear las necesidades del medio y lanzarse a programas de postgrado de
larga duración, solamente después de esto. Aún continúa el Centro en la primera
etapa, aunque ya se han identificado áreas posibles de especialización, como
señalaremos más adelante, directamente relacionadas con el desarrollo regional
del Valle de Aburrá.
En la programación de cursos de reciclaje profesional,
el Centro ha ido evolucionando hacia una mayor pluralidad e
interdisciplinaridad. De 16 cursos de actualización profesional que fueron
ofrecidos por el Centro entre 1973 y 1976, su distribución por áreas fue la
siguiente:
Área
Número de Cursos ofrecidos
Administración y Mercadeo 7
Matemáticas puras y aplicadas 4
Ingeniería
3
Literatura
1
Filosofía
1
Entre Febrero de 1977 y Julio de 1978 aumentó
sensiblemente tanto el número como la diversificación por áreas de los cursos
ofrecidos. La siguiente fue su distribución por áreas, para un total de 31
cursos:
Área
Número de Cursos ofrecidos
Economía 1
Administración y Mercadeo 3
Ciencia Política
3
Metodología de la Investigación 3
Física
2
Matemáticas puras y aplicadas 4
Desarrollo Urbano y Regional 3
Química
2
Ingeniería
2
Metodología de la Enseñanza 3
Filosofía
1
Ecología y Biología
2
Lingüística 1
Técnicas de Fotografía 1
Aunque durante el período comprendido entre Enero de
1977 y Julio de 1978, hubo un aumento sensible en el número de profesionales
beneficiados con relación al período anterior (1973-1976), con todo, el número
de horas de los cursos ofrecidos fue superior en el período de 1973 a 1976,
así:
Período
Número de Horas Nº de Alumnos
atendidos
1973-1976
1849
303
1977 – Julio de 1978 797 662
La disminución
en el número total de horas durante el último período fue una política adoptada
por el Centro de Postgrado, a fin de beneficiar a mayor número de profesionales
con cursos de reciclaje de corta duración (entre 30 y 60 horas), que evitan la
deserción por acomodarse mejor a las disponibilidades de tiempo de los
asistentes, cuya participación en cursos de mediana y larga duración (100 a 600
horas) se dificulta. Asimismo, el diseño de cursos de corta duración permite
acomodarse mejor a una necesidad sentida y aprovechar la presencia generalmente
corta de especialistas de alto nivel provenientes de otras regiones del País y
del exterior.
A fin de dar una dimensión regional a su programación,
el Centro de Postgrado ha adoptado como criterio para sus actividades
académicas durante el período comprendido entre Febrero de 1977 y Julio de
1978, el responder a estos dos puntos: en primer lugar, que la actividad a
realizar sea una respuesta a una necesidad sentida en el medio, tanto en el
campo empresarial, como en el relativo a la administración pública, la
educación, la cultura, la investigación en ciencias básicas, etc. En segundo
lugar, que la actividad proyectada se realice, en la medida de lo posible, en
colaboración con las entidades que a nivel de la región trabajen en actividades
de reciclaje profesional ya sean Universidades, o bien Centros de
Investigación, Asociaciones Profesionales, etc., del País y del exterior.
Esta estructura abierta de la programación ha llevado
al Centro de Postgrado a realizar, durante el último período, programas
conjuntos con entidades tan variadas como las Universidades de Los Andes de
Bogotá y Pontificia Bolivariana de Medellín, la Sociedad Antioqueña de
Ingenieros y Arquitectos (SAI), el Centro de Técnicas de la Comunicación
Pedagógica y Sociocultural (CETCOPES) de Medellín, el Instituto de Integración
Cultural (Medellín), la Comisión Fullbright (Bogotá), el Centro Interamericano
de Desarrollo Integral de Aguas y Tierras (CIDIAT) con sede en Mérida
(Venezuela), la Oficina de la Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos (OEA) en Bogotá, la firma Asesores Industriales Ltda.
(ASERIN) (Medellín), EL Centro Interamericano de Fotointerpretación (Bogotá),
la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI) con sede en
Bogotá, el Instituto de Postgrado en Electrónica y Comunicaciones (Popayán), el
Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá (IDU), el Centro Colombo-Americano
(Medellín), el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior
(ICFES) del Ministerio de Educación, en Bogotá, el Fondo Colombiano de
Investigaciones Científicas y Proyectos Especiales (COLCIENCIAS), de Bogotá,
etc.
Buena parte de las actividades de reciclaje
profesional, en especial las ofrecidas a las Universidades, reciben apoyo
financiero de algunas entidades colombianas o extranjeras, lo cual permite un
costo realmente bajo de la matrícula. Las entidade3s que más han colaborado con
apoyo financiero han sido, durante los años de 1977 y 1978, la Comisión
Fullbright, COLCIENCIAS y la Organización de los Estados Americanos (OEA). De
los 31 cursos realizados durante el período que acaba de ser mencionado, 18 han
recibido este tipo de apoyo.
La promoción de los cursos de reciclaje se hace
preferentemente a escala regional, aunque hay algunos que se ofrecen a nivel
nacional. En cursos especializados para docentes universitarios, el Centro
invita gratuitamente a profesores de todas las Universidades de la región,
asignando cupos determinados a cada Universidad, a fin de que éstas seleccionen
a los beneficiarios.
Lógicamente la estructura administrativa del Centro de
Postgrado es lo suficientemente ágil como para permitir una gran versatilidad
que responda a la posibilidad de aprehender las necesidades regionales y a la
búsqueda de fuentes de financiamiento y de cooperación con otras entidades.
Dado que el problema fundamental de la Universidad
colombiana, en lo que respecta a las actividades de reciclaje profesional, es
la ineficiencia del sistema causada por la agitación política y la
burocratización, el Centro de Postgrado se ha estructurado con un máximo de
independencia burocrática en relación con la Universidad de Medellín,
conservando, claro, una apertura constante a la planeación académica. Al mismo
tiempo, se ha procurado que la estructura del Centro tenga un mínimo de
burocracia.
El Centro de Postgrado tiene un director, bajo cuya
responsabilidad se desarrollan todas las actividades de reciclaje profesional.
El director se asesora, generalmente, de coordinadores ad hoc para los diferentes programas. Estos coordinadores son, por
lo general, personas especializadas en su campo, con título de postgrado. Como
la mayor parte de los cursos de reciclaje no exceden las 60 horas, el
coordinador es, casi siempre, el principal profesor del curso. En programas de
mayor duración, o que por su temática exijan una coordinación independiente a
causa de la multiplicidad de los aspectos que se tratan, el coordinador desempeña
sus funciones sin adjuntarlas a la labor docente. De los 31 cursos ofrecidos
durante el período comprendido entre Febrero de 1977 y Julio de 1978, 14 fueron
coordinados por especialistas con título de PH.D. y 10 por especialistas con
título de Magister. Además, en los cursos orientados al reciclaje profesional
de ejecutivos de las empresas se procura que el coordinador, además de ser un
especialista en su campo, tenga experiencia en el trabajo empresarial.
La función básica de los coordinadores consiste en
detectar las necesidades de reciclaje profesional en su campo y elaborar el
programa para la actividad de actualización. En el caso de coordinadores que
vienen de otras regiones o del exterior, el director integra comisiones ad-hoc de profesionales pertenecientes a
Asociaciones Profesionales o a entidades que participan en la programación, a
fin de asesorar al coordinador en el conocimiento de las necesidades regionales
de un determinado campo. Uno de los casos más frecuentes es el ocurrido con especialistas
extranjeros venidos a la Universidad bajo los auspicios de la Comisión
Fullbright. El director del Centro ha vinculado generalmente a la
programación a las asociaciones
profesionales interesadas, sirviendo él de canal de comunicación entre los profesionales
locales, el director ejecutivo de la Comisión Fullbright en Colombia y el
profesor extranjero.
A fin de garantizar un máximo de agilidad y de
eficiencia, cada actividad de reciclaje se administra como un proyecto
independiente. Para las actividades que no tienen apoyo financiero
extrauniversitario, se fija un costo de matrícula de acuerdo con el
coordinador, cuya remuneración se hace por porcentaje sobre el total de
matrículas. Esto es importante, sobre todo en los cursos destinados al reciclaje
de ejecutivos de las empresas, porque obliga al coordinador a un esfuerzo de
responder a las expectativas locales. En cursos programados conjuntamente por
el Centro y otras entidades, se comparten por mitades las ganancias y los
costos. De los 31 cursos ofrecidos en el período comprendido entre Febrero de
1977 y Julio de 1978, 23 se llevaron a cabo mediante la cooperación de otras
entidades con el Centro de Postgrado.
Para lograr esta agilidad administrativa, el director
del Centro goza de bastante autonomía. El director está situado a nivel de los
decanos de las Facultades y forma parte del Consejo Directivo de la
Universidad. Las relaciones del director del Centro con el rector y con el
Consejo Directivo se inscriben en la línea de dar cumplimiento a la política
académica global de la Universidad. Pero en la programación de las actividades
de reciclaje profesional hay bastante autonomía. La contratación de
coordinadores y de personal docente es gestionada directamente ante el rector
por el director del Centro, previo concepto de la comisión ad-hoc correspondiente. La duración de los contratos se extiende únicamente
al desarrollo de cada programa.
Por último, vale la pena destacar que el Centro de
Postgrado se encarga de programar los cursos y seminarios de reciclaje
profesional que las diferentes Facultades de la Universidad de Medellín ofrecen
a sus ex alumnos. En estos casos, el decano de la Facultad correspondiente y
algunos profesores de la misma, integran la comisión ad-hoc que asesora al director del Centro en la realización de la
actividad de reciclaje.
2.3
– Cooperación y
asesoría técnica con el sector productivo y el sector gobierno.
En relación con este ítem, se pueden destacar tres realizaciones de la Universidad de
Medellín, a saber:
A – El proyecto Empresa – Universidad que se adelanta
conjuntamente por parte del Centro de Postgrado y la Facultad de Ciencias
Administrativas. En la primera parte del proyecto, se montó un programa de
asesoría y actualización profesional dirigido a personal administrativo de la
empresa estatal de telecomunicaciones TELECOM. El programa se desarrolla a tres
niveles (supervisores, jefes de sección, directivas), y ya se ha adelantado en
la primera etapa. La experiencia con este tipo de trabajo es de un gran rendimiento,
por dirigirse a grupos con una problemática bastante homogénea. En la
programación de esta actividad se recorren los siguientes pasos: identificación
de una necesidad en la Empresa; diseño del programa de actualización
profesional teniendo en cuenta la necesidad sentida; seguimiento a los
profesores beneficiados con el programa de actualización: la asesoría se
realiza en esta etapa; evaluación de los resultados de las actividades de
actualización y asesoría; reinterpretación de la necesidad anteriormente
detectada en la Empresa; elaboración del programa para un nivel superior.
B – La labor cumplida por el Instituto de Derecho
Penal y Criminología. Este Instituto, cuyas funciones fueron suspendidas
parcialmente en 1977, a fin de someterlo a una reestructuración acorde con las
nuevas normas del Ministerio de Justicia en materia de enseñanza del Derecho,
ofreció hasta 1976 programas de especialización profesional y asesoría a jueces
y empleados judiciales. El curso de actualización en Derecho Penal y Criminología
tenía una duración de dos años. Las asesorías eran hechas por el Instituto que
cuenta con un completo laboratorio de criminología y cubrían los campos de
falsedad documental y análisis de estupefacientes.
C – Los servicios prestados por los laboratorios de la
Facultad de Ingeniería Civil a las Empresas y al Gobierno. La Facultad cuenta
con tres completos laboratorios de resistencia de materiales, suelos e
hidráulica. Ha venido prestando servicios de asesoría a firmas constructoras y
a la Secretaría Departamental de Obras Públicas desde hace dos años, a través
de los laboratorios de suelos y resistencia de materiales. En 1978 comenzó a
funcionar el laboratorio de hidráulica. En 1979 se iniciará el montaje de un
moderno laboratorio de Ingeniería Hidráulica, a fin de colaborar en la
investigación en el campo ecológico. Los problemas de contaminación a todos los
niveles son fuertemente sentidos en la Región del Valle de Aburrá y ya hay
algunas Universidades que se ocupan de su estudio. (La contaminación de aguas,
por ejemplo, es estudiada por el departamento de biología de la Universidad de
Antioquia. La contaminación aérea es estudiada por la Universidad Pontificia
Bolivariana; la ecoadministración, por su vez, es objeto de estudio por parte
de la Universidad EAFIT).
2.4
– Centros
especializados de la Universidad de Medellín y sus políticas de desarrollo.
Por el momento, solamente existe un Centro
especializado en la Universidad: el CEUR (Centro de Estudios Urbano-Regionales)
que fue creado en mayo de 1976, integrado al Centro de Estudios de Postgrado.
El CEUR ha programado las actividades en
los campos de Ingeniería y Desarrollo Urbano y Regional, a través del Centro de
Postgrado. Asimismo, el CEUR ha colaborado con el Centro Interuniversitario de
Desarrollo Andino (CINDA) en la edición de los trabajos presentados en la
Primera y Segunda Reuniones Andinas de Transporte. Actualmente el CEUR realiza
los contactos necesarios para la programación en Medellín, en abril de 1979, de
la Tercera Reunión Andina de Transporte.
La actual estructura del CEUR es muy sencilla: tiene
un coordinador general, que es profesor de la Facultad de Ingeniería Civil y
que recibe su remuneración porcentual, en relación con los ingresos por
matrícula en las actividades de actualización promovidas. El Centro de
Postgrado ha proyectado incrementar en los próximos años las funciones del
CEUR, de tal forma que se inicie un programa de postgrado a nivel de magister
en el campo de la Administración del Desarrollo. Ya se han hecho los primeros
contactos con algunas entidades que se han
mostrado interesadas.
El mencionado proyecto incluye dos áreas
fundamentales: Planeación Regional Integrada y Ciencia Política aplicada al
estudio del caso colombiano. Se ha pensado en algunas áreas de apoyo, como
ingeniería de tránsito y transportes, finanzas públicas, desarrollo económico,
historia política y económica de Colombia, etc. El objetivo básico del programa
sería dar instrumentos de análisis a los planificadores y a profesionales
vinculados a la empresa, al sector público y a la universidad, a fin de
capacitarlos para entender dentro de un contexto interdisciplinario el proceso
de la planeación en Colombia, con especial atención hacia la variable política.
La consideración de ésta pretende dotar al profesional que se beneficie con la
especialización, de elementos conceptuales e instrumentos de análisis del
comportamiento y de la estructura políticos en Colombia, a fin de lograr dos
actitudes: seguridad en la toma de decisiones frente a la capacidad de
manipulación de los políticos profesionales; interés hacia la planeación
entendida en términos regionales e interdisciplinarios, a fin de promover el
desarrollo regional integrado de las provincias noroccidentales de Colombia
(que comprenden los Departamentos de Antioquia, Chocó, Córdoba, Risaralda,
Quindío y Caldas). Al considerar que los programas de planeación actualmente
vigentes en el País no forman el número de especialistas que necesitan estas
regiones, salta a la vista la importancia que reviste este programa, que se
constituiría así en una respuesta al problema señalado.
3
– ORGANIZACIÓN
UNIVERSITARIA Y DESARROLLO REGIONAL.
3.1
– Perspectivas de
crecimiento sistemático de las actividades de Cooperación Técnica.
A nivel de la región del Valle de Aburrá, las
perspectivas de crecimiento de las actividades de Cooperación Técnica son
realmente positivas. Tanto por parte del sector público, como por parte de los
sectores profesionales (Asociaciones), empresarial y universitario, hay
creciente interés por la cooperación técnica. Sin embargo, no hay indicios de
un crecimiento sistemático, dada en primer lugar la ausencia de un organismo de
planeación regional y, en segundo término, a causa de la no integración del
sistema universitario en la región del Valle de Aburrá, conforme lo anotamos
anteriormente. Con todo, a pesar de la no integración anotada, puede
establecerse un balance potencial de signo positivo para la perspectiva de crecimiento
de las actividades de Cooperación Técnica. Efectivamente, a la luz de la
experiencia tenida en el Centro de Postgrado de la Universidad de Medellín, se
puede concluir que hay recursos aún no suficientemente explotados, que pueden
contribuir al mencionado crecimiento. Sin pretender ser exhaustivos, podemos
mencionar algunos de los recursos existentes, indicando la entidad o entidades
a partir de las cuales se podrían dinamizar:
A – Asociación Nacional de Industriales (ANDI): las
posibilidades de generar acciones sistemáticas de cooperación técnica por parte
de la Asociación realmente son muy grandes. La ANDI goza de buena acogida por
parte del sector universitario. Tal vez sus directivos no hayan evaluado con
suficiente objetividad las posibilidades de integración con la Universidad. No
cabe duda de que la problemática política del segmento universitario, de las
entidades públicas especialmente, ha llevado a la ANDI a mirarla a aquélla con
recelo. Pero aún en las Universidades más problematizadas hay sectores
vivamente interesados en colaborar con el sector productivo. Y la ANDI no ha emprendido una acción de explicitación
de necesidades de la Empresa y de vinculación sistemática de la Universidad a
esta problemática. La Universidad concentra especialistas que la empresa
necesita y ésta posee recursos que aquélla requiere.
Quizás la creación a nivel de la ANDI de una sección encargada de canalizar el
diálogo y las labores conjuntas con las Universidades, sería un buen mecanismo
de integración.
B – Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO):
similar situación a la ya anotada tiene la Federación en relación con las
Universidades locales. Similares posibilidades tendría esta entidad, en el
sentido de iniciar acciones sistemáticas de cooperación técnica con el sector
universitario.
C – Asociación Colombiana de Pequeños Industriales
(ACOPI): este sector acusa un déficit muy grande en relación con la
programación de cursos de reciclaje profesional, que son ofrecidos por los
centros universitarios, por lo general teniendo en cuenta las necesidades de la
gran empresa. Con todo, las posibilidades de generar acciones sistemáticas de
parte de ACOPI serían similares a las que señalamos para la ANDI. Vale la pena
destacar que ACOPI ha iniciado contactos, muy tímidos por cierto, con algunas
Universidades, a fin de señalar campos de trabajo conjuntos que la beneficien.
Asimismo, es importante destacar el proyecto conjunto ACOPI-COLCIENCIAS, que se
inició el año pasado, a escala nacional, y del cual se esperan promisorios
efectos.
D – Instituto Colombiano para el Fomento de la
Educación Superior (ICFES) y Fondo Colombiano de Investigaciones Científicas y
Proyectos Especiales “Francisco José de Caldas” (COLCIENCIAS): ambas entidades
oficiales, vinculadas al Ministerio de Educación Nacional, tienen proyectos y
fondos encaminados a dinamizar las actividades de cooperación técnica. La
limitante mayor para la acción de ambas entidades, en la región de Medellín,
consiste en el excesivo centralismo que las caracteriza. La mayor parte de los
recursos que ofrecen es absorbida por entidades que funcionan en Bogotá. Quizás
un esfuerzo de descentralización, como el que han hecho otras entidades
oficiales (por ejemplo el Instituto Colombiano de Cultura – COLCULTURA y el
Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior –
ICETEX), sería una buena medida para favorecer a nuestra Región con los
proyectos y fondos que manejan las dos entidades. Similar sugerencia podríamos
hacer con relación a otros Institutos descentralizados del gobierno colombiano.
E – Asociaciones profesionales: La experiencia de
cooperación técnica que el Centro de Postgrado de la Universidad de Medellín ha
tenido en los dos últimos años con la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos
(SAI), muestra hasta qué punto pueden ser productivas las iniciativas surgidas
de las Asociaciones Profesionales, que por conocer de cerca las necesidades de
actualización profesional de determinado sector, así como los recursos humanos
en él existentes, suministran elementos de incalculable valor para una
cooperación sistemática con la Universidad.
F – Entidades internacionales orientadas hacia la
actualización profesional: nuestra región, generalmente, deja sin utilizar
estos recursos, que pueden ser canalizados fácilmente por las Universidades o
las Asociaciones Profesionales. Tal es el caso, por ejemplo, de la Comisión
Fullbright y del Consejo Británico, que financian la venida y la permanencia en
el País de expertos provenientes de las Universidades estadounidenses y
británicas. Ya hemos destacado la forma en que la Comisión Fullbright ha
colaborado con el Centro de Postgrado de la Universidad de Medellín en la
programación de actividades de actualización profesional, en el período
comprendido entre febrero de 1977 y julio de 1978.
G – Entidades intergremiales: su papel en la promoción
de las actividades de Cooperación Técnica es similar al de las Asociaciones
Profesionales. Cabe destacar en este ítem especialmente las funciones que puede
llevar a cabo el Comité de Desarrollo de Personal de Antioquia, al cual
hacíamos alusión en la primera parte de este trabajo y que reúne a los jefes de
capacitación de importantes empresas del Valle de Aburrá. Una sugerencia para
el cabal funcionamiento de este Comité sería el que las Empresas dieran más
importancia al cargo de Jefe de Capacitación.
H – Entidades cooperativas: la función que pueden
desempeñar en la promoción de actividades de Cooperación Técnica es
importantísima, dada la enorme variedad de entidades y de gremios vinculados al
sector productivo en nuestro medio. Hay bastantes recursos financieros que se
ofrecen a través de FINANCIACOP y que permanecen sin utilizar, a causa de la
falta de asesoría que sufren las cooperativas para la elaboración de proyectos
de inversión. Podría surgir en este campo una gran variedad de programas de
asesoría por parte de la Universidad.
3.2
– La actitud de las
Universidades de la región del Valle de Aburrá ante las perspectivas de
crecimiento sistemático de las actividades de Cooperación Técnica.
Como lo anotábamos al comienzo de esta parte, hay real
interés de las Universidades locales por el incremento de la Cooperación
Técnica. Un indicador de este interés es la respuesta positiva de ellas cuando
se programan actividades en este campo. Con todo, se trata de una respuesta no
sistemática, que generalmente se circunscribe a algunos grupos de profesores y
estudiantes. Rara vez hay un compromiso formal de la Universidad como
institución. Tal vez en este caso la excepción la constituyan en las
Universidades de Medellín y EAFIT, que cuentan con programas sistemáticos en el
campo de las actividades de Cooperación Técnica. Como tendremos oportunidad de
sugerirlo más adelante, esta actitud positiva de algunos sectores de las
Universidades locales, podrá convertirse en un compromiso institucional en el
caso de que se realicen algunas condiciones académicas y administrativas.
3.3
– Compatibilización
de las Actividades Académicas con las de desarrollo y Cooperación Técnica.
Trataremos dos aspectos en relación con este ítem:
A – En primer lugar, cabe anotar una situación de
hecho algunas unidades académicas de las Universidades de la región del Valle
de Aburrá, por la estructura misma de sus currículos, han tenido que ir buscando
una compatibilización de las actividades académicas con las de desarrollo y
cooperación técnica. Tal es el caso, por ejemplo, de algunas Facultades de
Ingeniería – las de Ingeniería Civil, principalmente - , de las Facultades de
Trabajo Social, Ciencias de la Educación y algunas de las Facultades de
Administración de Empresas. Se puede hablar, a este nivel, de una experiencia
acumulada de varios años en el esfuerzo por compatibilizar las actividades
académicas con las de desarrollo y cooperación técnica.
Pero se trata de una experiencia bastante aislada de
unas unidades académicas con relación a otras, aún en el seno de la misma
Universidad. La experiencia más institucionalizada ha sido, sin lugar a dudas,
el proyecto Estudio-Trabajo (PET) de la Universidad EAFIT. Una sugerencia
recomendable en este campo sería la realización frecuente de seminarios entre
las unidades académicas que en determinada área tengan currículos que vinculen
lo académico con las actividades de desarrollo y cooperación técnica. Un
proyecto en este sentido fue desarrollado por el Centro de Postgrado de la
Universidad de Medellín durante el año de 1978. Efectivamente, se realizó un
seminario sobre investigación tecnológica para los profesores de las Facultades
de Ingeniería de la región.
B – En segundo término trataremos acerca de algunas
condiciones que se deberían dar en la estructura de las Universidades de la
región, a fin de crear bases estructurales que faciliten la realización de una
mayor compatibilización de las actividades académicas con las de desarrollo y
cooperación técnica.
Contando con la tranquilidad política deseable al
interior de la Universidad para el cabal
desarrollo de las actividades académicas, podemos destacar algunas condiciones
que se deberían dar en nuestras Universidades:
-
Clara definición de una política académica que
valorice la relación entre teoría y práctica en la formación profesional. Esto
exige que, a nivel de los organismos máximos de gobierno de las Universidades,
que son los que fijan las políticas académicas, tomen asiento personas
conocedoras de las diferentes disciplinas que cultiva la Universidad. Parece
ser ésta una observación demasiado obvia, pero la mayor parte de las
dificultades que enfrentan nuestras Universidades para fijar claras y adecuadas políticas
académicas, proviene de la no idoneidad de quienes forman parte de los Consejos
Superiores, los Consejos Directivos, etc.
-
Clara estructura de gobierno, que tenga el poder
suficiente para poner en marcha, sin interferencias no académicas, las
políticas trazadas y para que ponga los recursos financieros al servicio de
éstas.
-
Creación de una entidad regional interuniversitaria,
que canalice proyectos conjuntos y sirva de punto de encuentro para
intercambiar experiencias. En este sentido, la malograda Corporación
Interuniversitaria de Antioquia, que mencionamos al comienzo de este trabajo,
debería revitalizarse.
-
Definición, por parte de esta Corporación, de las
políticas conjuntas que las Universidades locales deberían seguir en relación
con el Sector Productivo y el Sector Gobierno, de acuerdo con las políticas de
desarrollo académico de las Universidades locales.
-
Presión sobre el Gobierno Nacional, Departamental y
Municipal, a fin de que se fijen serias y permanentes políticas de desarrollo
regional, que sirvan de punto de referencia a las Universidades de la región
para detectar las necesidades prioritarias del Valle de Aburrá y ajustar sus
planes y programas académicos, con la finalidad de responder a ellas. Esta
presión debería ser hecha también por otros sectores como el empresarial, el
sindical, etc.
CONCLUSIÓN
Después de Keynes no podemos ignorar el anacronismo
del laissezseferismo y del Estado
gendarme. En el mundo actual los gobiernos deben planear.
En Colombia, la Planeación Nacional y, a fortiori, la Planeación Regional han
sufrido un retraso de décadas, que compromete seriamente nuestro desarrollo económico
y social, con los graves problemas que esta incuria reserva pare el futuro
próximo.
La Universidad, como parte del todo social, sufre con
esta falta de planeación. Buena parte de su desorientación y de su crisis
responden a que no tiene un horizonte de prioridades a las que debe responder.
Y es principio elemental de toda planeación académica el tener que ajustarse a
un contexto dado. Pero si en las sociedades contemporáneas este contexto no es
fijado por el Estado, mediante los
planes de desarrollo que interpreten las necesidades nacionales y fijen
políticas que respondan a ellas, la Universidad no podrá responder válidamente
a los requerimientos del medio.
Claro está que la función de la Universidad, como lo
ha señalado Georges Güsdorf (1912-2000),
no se agota en el aspecto de la formación profesional. La institución
universitaria, como “Universitas Scientiarum”, implica una dimensión de
universalidad y de profundidad del saber, que van más allá de la preparación de
los cuadros profesionales que requiere el País para la realización de sus
planes de desarrollo. Pero es bien cierto que si el Estado no planea, no será
capaz de comunicarle a la Universidad las más apremiantes necesidades de la
sociedad y, lo que es peor, no le
asignará los recursos necesarios para el cumplimiento de su altísima labor.
De todas formas, les queda a nuestras Universidades
una tarea inmediata: ser voceras, junto con las demás fuerzas vivas de Medellín
y del Valle de Aburrá, de los problemas que afectan al desarrollo de la región;
sugerir ante el gobierno la necesidad de la definición de planes de desarrollo
regional que tengan seriedad y continuidad; mancomunar esfuerzos con el sector
productivo y el sector gobierno, en la realización de proyectos de cooperación
técnica y, por último, integrarse ellas mismas a fin de buscar derroteros
comunes.
El Seminario realizado por CINDA fue, sin lugar a
dudas, fuente de orientación valiosísima para las Universidades del Valle de
Aburrá, en su esfuerzo por vincularse activamente al desarrollo de Medellín y
su región metropolitana.
BIBLIOGRAFIA
DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA, Departamento Administrativo
de Planeación y Servicios Técnicos. Análisis crítico de algunas directrices de
la política urbana del país: asentamientos humanos en áreas urbanas.
(Documento de trabajo presentado en la Reunión de Alcaldes en la ciudad de
Medellín). Medellín: Gobernación de Antioquia, 1976.
GALÁN, Sarmiento, Luis Carlos. “Bachiller, escoja su
profesión: Ingeniería”. In: Nueva Frontera, Bogotá, (157),
Noviembre 16 a 22 de 1977, pg. 14 sig.
GALÁN, Sarmiento, Luis Carlos. “¿Profesión?...
Medicina”. In: Nueva Frontera, Bogotá, (152), Octubre 12-18 de 1977, pg. 14
sig.
JARAMILLO, Oscar. “La ganadería en crisis: una
industria sin políticas”. In: Nueva Frontera, Bogotá, (147), Septiembre 7-13 de 1977, pg. 10 sig.