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segunda-feira, 11 de novembro de 2013

FIDELINO DE FIGUEIREDO (1888-1967) Y LA GENERACIÓN DEL 98



La llamada generación del 98 no fué un fenómeno cultural que se restringió a España. Hubo también portugueses que participaron en movimiento de ideas semejante. Uno de ellos fué, sin lugar a dudas, Sampaio Bruno (1857-1915), espíritu liberal y antipositivista convicto. El más importante representante de la generación del 98 sería, con todo, Fidelino de Figueiredo. Se trata de un representante tardío, influenciado especialmente por Miguel de Unamuno (1864-1936).



Los rasgos característicos de esta generación en Portugal recuerdan, como sucedió también con su correspondiente española, el movimiento de ideas de 1870. En Portugal este movimiento se centró en las famosas Conferências do Cassino, en las cuales Antero de Quental (1842-1891) colocó a la luz del día la negativa herencia del absolutismo lusitano, que instauró, como más tarde diría el propio Fidelino de Figueiredo, una tacaña  aduana cultural que cerró el país a la ciencia moderna y a la democracia.



La generación del 98 española se afilió también a esta herencia cultural de inspiración liberal que hizo la crítica a las arcaicas instituciones, que Azorín caracterizó genéricamente como  lo viejo. En qué consiste esto? Oigamos al pripio Azorín, en su famoso artículo del 10 de febrero de 1913, publicado en el diario ABC: "Lo Viejo (...) es lo que no ha tenido nunca consistencia de realidad, o lo que habiéndola tenido un momento, ha dejado de tenerla para ajarse y carcomerse. Lo viejo son también las prácticas viciosas de nuestra política, las corruptelas administrativas, la incompetencia, el chanchullo, el nepotismo, el caciquismo, la verborrea, el mañana, la trapacería parlamentaria, el atraco en forma de discurso grandilocuente, las conveniencias políticas que hacen desviarse de su marcha a los espíritus bien inclinados, las elecciones falseadas, los consejos y cargos de grandes compañías puestos en manos de personajes influyentes, los engranajes burocráticos inútiles, todo el denso e irrompible ambiente, en fin, contra el cual ha protestado la generación de 1898, pero cuya protesta ha sido preparada, elaborada, hecha inevitable por la crítica de la generación anterior" [Azorín, 1998].



Miguel de Unamuno se destacó como el abanderado de la libertad, entre los intelectuales pertenecientes a la generación del 98. El destierro en Madrid, al que se vió sometido Fidelino de Figueiredo a causa de su espíritu liberal (1927-1929), le permitió conocer la obra del pensador español con quien mantuvo larga correspondencia, habiendo recibido de él, sin duda alguna, la inspiración para su concepción agónica de la existencia, así como la faceta de sentidor que caracteriza a su biografía interna. De su estadía en Madrid y de la influencia allí recibida de Unamuno, Fidelino de Figueiredo trajo, como destacó con propiedad Antonio Quadros, en el verbete que le dedicó en la Enciclopedia Logos [1990: vol. 2, p. 559-563], "(...) además de diversos trabajos acerca de la cultura del vecino país, el libro As duas Espanhas [Figueiredo, 1931], en el que llegaba a la conclusión de que había, en la esencia de la civilización hispánica un principio de lucha, constituido por la oposición permanente entre la variedad centrífuga y la unificación centrípeta, entre la heterodoxia y el felipismo. Profeta (pues la guerra civil sólo estallaría algunos años más tarde), Fidelino de Figueiredo analiza las dos Españas irreconciliables, mas indispensables la una a la otra, como las dos mitades de una concha bivalvo, destacando que de su encuentro y permanente estado de guerra es de donde estalla la creación española, nacionalmente española y haciendo hincapié además en que Portugal, arrancado por el mar para siempre de la masa continental ibérica, país atlántico (...), no forma parte de ninguna de las dos Españas".



Fidelino de Figueiredo nació en Lisboa en 1888 y murió en la misma ciudad en 1967. Desde muy temprano estableció relaciones con las más importantes figuras del mundo literario portugués y extranjero, como lo atestigua su copiosa correspondencia. Su vinculación intelectual con el Brasil es temprana. Ya en 1913, según se puede deducir de su correspondencia con Max Fleuiss, secretario perpetuo del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño, ingresaba en esta institución [Fleuiss, 1913].



Como ya se destacó anteriormente, un período importante en la evolución intelectual de Fidelino de Figueiredo fue marcado por su permanencia en España entre 1927 y 1929, a partir de su destierro de Portugal, motivado por el sectarismo político entonces reinante. Julio García Morejón [1967: 15] destaca de la siguiente forma el origen del acendrado hispanismo que desde temprano animó a Fidelino: "El hispanismo de Fidelino de Figueiredo oculta hondas raíces. Discípulo de los historiadores y críticos que arrancan de la renovación ejercida por Menéndez y Pelayo, fue el primer heraldo en Portugal de los avances de la Junta para la Ampliación de Estudios, cuyo funcionamiento fue a estudiar a Madrid en 1913, y de la que dijo que significaba una nueva era en la historia de la España culta, porque inició la renovación intelectual de este país. No sabemos si antes de 1913 se le ofreció ocasión de establecer contactos estrechos con esta cultura, lo que nos obliga a situar alrededor de dos fechas su quehacer y su entusiasmo hispánico. Una, la citada en 1913, momento en que recoge las ideas que lanzan al terreno de la cultura hombres extraordinarios, como don Ramón Menéndez Pidal, Ramón y Cajal y Rafael Altamira, entre otros, y otra, la de 1927, fecha en que, merced a avatares políticos, se refugia en Madrid, hasta el mes de julio de 1929, en que termina su exilio".



En Madrid fue profesor de literatura portuguesa y española en la Universidad Central. Julio García Morejón [1967: 17-18] relata así el ingreso de Fidelino de Figueiredo en España y su motivación: "En 1927 (...) entra (...) en España, tras una dolorosa romería por las colonias de Portugal localizadas en el África occidental. Llega a Bordeaux y el profesor Cirot le invita a ir a París. El ensayista portugués le responde lo que, en situación semejante, acaba de responder don Miguel de Unamuno a la llamada de amigos franceses, y se instala en Madrid, desde donde le será más fácil sentir el pulso de su Patria, el sonido de la outra campana ibérica. Sus primeras agonías las colecciona en uno de sus mejores libros, que tiene mucho de nivola unamuniana y que nos lleva hasta el contradictorio escritor vasco desde el título: Um colecionador de angústias".



El hecho de haber sido desterrado de su patria por motivos de sectarismo político, condicionará el rasgo anti partidarista de su obra intelectual. Fidelino insistirá, hasta el final de su vida, en la necesidad de que el intelectual supere los estrechos límites de los condicionamientos partidistas. Y criticará severamente la obra de los intelectuales comprometidos con el sectarismo político, como Teófilo Braga (1843-1924), por ejemplo.



En la primavera de 1931, Fidelino de Figueiredo realiza su primer viaje a los Estados Unidos. En la Universidad de Stanford pronunció una memorable conferencia sobre la interpretación de la historia española. En 1936 Fidelino realiza su segundo viaje a los Estados Unidos. En una serie de conferencias que pronunció en la Universidad de Columbia de Nueva York, el autor amplió su visión acerca del carácter español en un estudio comparativo de las literaturas española y portuguesa, que constituyó su obra titulada Pyrenne [Figueiredo, 1935].



En 1942 Fidelino de Figueiredo ingresó en la Academia Brasileña de Letras. Para ese entonces, el pensador portugués ya se había radicado en el Brasil, país en el que vivió entre 1938 y 1951, justamente la época que corresponde a su madurez intelectual. Fué profunda la marca que Fidelino dejó en la cultura brasileña, a partir de la Cátedra de Literatura Portuguesa que rigió en la Universidad de São Paulo. Tuvo discípulos eminentes, como Antonio Soares Amora, quien se casó con la hija de Fidelino, doña Helena, y sucedió al maestro en la cátedra de Literatura Portuguesa. Fidelino de Figueiredo inspiró en sus discípulos la idea de la renovación de la enseñanza a nivel del bachillerato, mediante una sólida formación humanística. En este punto Fidelino se inspiró en la Institución Libre de Enseñanza, creada en España por don Francisco Giner de los Ríos. Fruto del influjo de Fidelino de Figueiredo en el terreno de la educación fue el proyecto desarrollado por la Televisión Educativa en São Paulo, bajo la dirección de Antonio Soares Amora, con la finalidad de buscar derroteros nuevos para la formación humanística, que contasen con el auxilio de las modernas tecnologías en el campo de las telecomunicaciones. Otros discípulos de renombre de Fidelino de Figueiredo en el Brasil  fueron Segismundo Spina y Massaud Moisés. Este último desarrolló meritorio trabajo de divulgación de las letras portuguesas, como titular de la cátedra de Literatura Portuguesa y como director del Centro de Estudios Portugueses de la Universidad de São Paulo.



Siete observaciones básicas se pueden hacer en relación con el pensamiento de Fidelino de Figueiredo:



1) La obra del pensador portugués se divide en dos grandes partes: de cuño literario (o de crítica literaria) y de cuño filosófico en sentido amplio, o sea, como reflexión sobre la problemática humana, sin mayores pretensiones de sistematización.



2) Fidelino de Figueiredo es caracterizado por Antonio Soares Amora como un pensador típico de fines del ochocientos [cf. Amora, 1979]. Tanto su concepción un poco conservadora del liberalismo político, como su percepción de la realidad social y la preocupación por reivindicar una dimensión espiritualista para el obrar político, son manifestaciones de ese espíritu, que coloca a la obra figuerediana en una dimensión muy próxima a la de Alexandre Herculano (1810-1877). Otro elemento de semejanza con Herculano es la visión crítica que Fidelino tiene con relación al hombre moderno en sociedad, a causa de la preterición de los valores espirituales.



3) Soares Amora destaca también la importancia que tuvo la figura de Antero de Quental en la obra de Fidelino de Figueiredo. Su reflexión sobre la muerte, que a partir de la década del 40 se irá profundizando, es proveniente de ese influjo de Antero, cuya obra fue profundamente estudiada por nuestro autor.



4) Pero si hubo un influjo decisivo en la vida interior de Fidelino de Figueiredo, ese fue, como quedó destacado al comienzo de este trabajo, el recibido de Unamuno. Fidelino de Figueiredo escribe su vida unamunianamente, a la manera de una nivola. Se define como coleccionador de angustias. La imagen que más le agradaba trazar de su infancia, es la del pequeño coleccionador de las angustias que le depara la vida, llena de misterios.



5) Otro rasgo, éste al parecer de los estudiosos el más fuerte de la inspiración unamuniana de Fidelino, es su valoración incondicional de la libertad, como el bien más apreciado por el que vale la pena luchar y morir. La reflexión de Fidelino es básicamente de carácter antropológico. El pensador portugués aprehende la existencia como libertad. Salido del seno de la naturaleza, el hombre es débil, el más carente de los animales. Mas, en medio de esa debilidad estructural, el hombre construye su grandeza en la hercúlea obra prima de la libertad, que es la cultura. La grandeza de la cultura, según Fidelino de Figueiredo, se aprecia especialmente en el arte. Éste, lejos de consistir en una simple imagen de la realidad es, en su esencia, una supra-realidad en la que el mundo gana nueva vida, gracias a la perpetuidad de los valores engendrados por la poesía. Ésta, en palabras del pensador portugués, "suprime el tiempo y cristaliza paisajes espirituales de belleza inmortal, superiores e independientes con relación a las variaciones arbitrarias del fluir cotidiano" [apud Pereira, 1962: 298].



6) La importancia que Fidelino de Figueiredo le atribuye a la afirmación de la libertad en el arte, tiene otra manifestación no menos importante: la concretización del ideal moral de la autenticidad. Ésta tiene en el pensamiento figuerediano una traducción: la dignidad. El ejemplo de dignidad ajena a cualquier compromiso con el sectarismo político o con la riqueza, es un bello ideal que Fidelino aprendió de boca de su madre. La lección materna se concretizó en un ejemplo: el del consejero Mendes Leal, padrino de la progenitora de Fidelino [cf. Figueiredo, 1957: 55].



7) Esta vivencia de la libertad como imperativo categórico de la dignidad encuentra, en el pensamiento de Fidelino de Figueiredo, un terreno fértil de realización: la vivencia de la amistad. En ésta, piensa el escritor portugués, es posible vivir, de manera plena, una existencia liberada de los intereses políticos y económicos. La amistad, sólidamente afincada en el cultivo del arte y de los valores del espíritu, es la mayor realización del ideal moral figuerediano. En esa lección de dignidad puede ser sintetizada su vida. Vale la pena citar, para terminar, las palabras de Fidelino de Figueiredo en su obra Diálogo ao espelho [1957: 71]: "(...) Si nuestra obstinación en ver en la muerte el fin de todo a todos vence, nada ganamos, porque todo acaba, pero también nada perdemos por haber vivido con dignidad; si nuestra obstinación es vencida, nada perdemos, porque poseemos una honrada fe de oficio para mostrar como pasaporte que nos recomienda, honrada porque hizo de la propia honra su objeto único e ignoró todo cálculo, toda adulación y cualquier miedo. Si vous gagnez, vous ne gagnez rien; si vous perdez, vous gagnez la valeur de votre vie (...)".



BIBLIOGRAFIA CITADA



AZORÍN [1998] "Azorín y la generación del 98". ABC, Madrid, vienes 2 de enero de 1998. Reproducción del artículo de Azorín sobre la Generación del 98, publicado por  ABC en 10 de febrero de 1913.


AMORA, Antonio Soares [1979]. Entrevista concedida a Ricardo Vélez Rodríguez en São Paulo-Brasil, en 10 de septiembre.


FIGUEIREDO, Fidelino de [1931]. As duas Espanhas. Lisboa: Guimarães.


FIGUEIREDO, Fidelino de [1935]. Pyrenne. São Paulo: Companhia Editora Nacional.


FIGUEIREDO, Fidelino de [1951]. Um colecionador de angústias. São Paulo: Companhia Editora Nacional.


FIGUEIREDO, Fidelino de [1957]. Diálogo ao espelho. Lisboa: Guimarães.


FLEUISS, Max [1913]. Carta a Fidelino de Figueiredo. Correspondência passiva de Fidelino de Figueiredo. São Paulo: Universidade de São Paulo - Centro de Estudos Portugueses.


GARCÍA Morejón, Julio [1967]. Dos coleccionadores de angustias. São Paulo: Faculdade de Filosofia, Ciências e Letras de Assis.


PEREIRA, Carlos de Assis [1962]. Ideario crítico de Fidelino de Figueiredo. São Paulo: Universidade de São Paulo - Faculdade de Filosofia, Ciências e Letras.


QUADROS, Antonio [1990]. "Fidelino de Figueiredo". Lógos - Enciclopédia Luso-Brasileira de Filosofia. Lisboa: Verbo, vol. 2, pg. 559-562.

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